miércoles, 22 de marzo de 2017

LOS VISIGODOS Y LOS MUSULMANES

Hacia el año 400, el imperio romano estaba debilitado y llevaba varios años sufriendo el ataque de los pueblos germanos, procedentes del norte de Europa a los que los romanos llamaban Bárbaros. En el año 409, algunos de estos pueblos invadieron Hispania. Primero llegaron los vándalos, los alanos y los suevos. 

Los romanos pidieron ayuda a los visigodos y se aliaron con ellos para luchar contra los invasores. De este modo los visigodos se asentaron en la Península Ibérica, expulsaron a los vándalos, redujeron a los alanos y fundaron un reino. Los suevos se resistieron durante más tiempo en el noroeste de la Península.

                          

Los visigodos eligieron Toledo como capital de su reino y en Toledo se encontró el mayor tesoro que se les conoce: el Tesoro de Guarrazar.








En el año 711, unos tres siglos después, un nuevo pueblo invade la Península: los musulmanes. Procedentes del norte de África, derrotan al último rey visigodo, Don Rodrigo, en la batalla de Guadalete y con ello inician la conquista de toda la Península avanzando hacia el norte.

              



Los musulmanes eran muy buenos comerciantes y dejaron muchas cosas en la Península tras ocho siglos de vivir en ella. Eran muy estudiosos de las ciencias (astrología, geometría, aritmética, ingeniería,...) y cultivaron las artes, sobre todo la arquitectura, de manera que todavía podemos encontrar edificios que en su época fueron grandiosos como palacios, fortalezas y mezquitas. Hay un elemento arquitectónico muy característico de los edificios árabes: el arco de herradura y solían decorar con dibujos geométricos.

Aquí tienes un vídeo en el que puedes ver edificios y decoraciones de aquella época:

            

                             




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